
Octavo mandamiento de la ley de Dios
NO DIRÁS FALSO TESTIMONI NI MENTIRAS
Este mandamiento manda no mentir, ni contar los defectos del
prójimo sin necesidad, ni calumniarlo, sin pensar mal de él sin fundamento, ni descubrir secretos sin razón suficiente que lo justifique.

El octavo mandamiento prohíbe decir cosas falsas, que no son verdad. - ¿ Pero, por qué es pecado mentir ?Dios nos dió un regalo a los hombres: el poder comunicar a otros nuestros pensamientos. Este regalo nos lo dió para que los usáramos con LA VERDAD. Cuando dices una mentira, estás abusando, usando mal de este don de Dios.
Tambien investigar la vida intima de una person sin su autorizacion o consentimiento constituye una violacion de un derecho natural de la persona humana, que tiene derecho a que se le respete su intimidad personal.
Dice San Bernardo: La lengua es una lanza que de un solo golpe atraviesa tres personas: la que murmura, la que escucha y aquella de quien se murmura.
No debemos hablar mal de nadie, a no ser con causa justificada, como seria al aconsejar a otro, preveniente, etc. No es falta de caridad atacar al lobo, sino caridad con las ovejas.
LA CALUMNIA es quitar la fama al projimo atribuyendole pecados o defectos que no tiene, o faltas que no ha cometido.
Hay obligacion de restituit la fama o la honra que se ha quietado y reparar los daños que se han seguido, si han sido previstos almenos en confuso.
Cuando para la difamacion o la calumnia han empleado los medios de comunicacion social, a traves de estos mismos medios debe hacerse la reparacion, a fin de que esta pudeda llegar haso dende llego la difamacion o la calumnia.
Pero generalmente esp ecado venial. La mentira sera grave si hace daño grave a otros.
La mentira debe evitarse, ademas, por el daño que nos hace a nosotros mismos. Al embustero nadie le cree, auque diga la verdad. La confianza entre las personas es un gran valor. Solo puede haber confianza cuando reina la verdad y traera frutos de paz.
Noveno mandamiento de la ley de Dios
NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS
Este mandamiento se refiere a los pecados internos contra la castidad: pensamientos y deseos.
Completa al sexto. Dice Jesucristo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su corazón.
Completa al sexto. Dice Jesucristo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su corazón.
Nuestra moral cristiana no es una moral hipócrita, que se fija sólo en lo externo; al contrario, exige una congruencia entre el acto interno de la voluntad y la acción externa.
Hoy la televisión propaga las fantasías sexuales. Es un modo de difundir la inmoralidad, pues dicen los psicólogos que la idea lleva al acto. Por eso la moral católica manda rechazar los pensamientos y deseos deshonestos.
Quien sinceramente desea evitar un acto prohibido, debe evitar también el camino que lleva a él. Se trata, naturalmente, de deseos de cosas prohibidas. Para los esposos son lícitos los deseos de todo aquello a lo que tienen derecho. Igualmente los novios pueden desear que llegue el día de su matrimonio.
Es claro que para que haya pecado en este
mandamiento, como en cualquier otro, es necesario desear o recrearse voluntariamente en lo que está prohibido hacer. Quien tiene malos pensamientos, imaginaciones o deseos contra su voluntad, no peca. Sentir no es consentir. El sentir no depende muchas veces de nosotros; el consentir, siempre. El pecado está en el consentir, no en el sentir.
Siente el cuerpo, consiente el alma. Y quien peca es el alma, no el cuerpo.
Es claro que para que haya pecado en este

Siente el cuerpo, consiente el alma. Y quien peca es el alma, no el cuerpo.
No creas que has consentido en un mal pensamiento porque haya durado más o menos. Puede ocurrir que te presente la imaginación toda una película de cosas, que si se piensan sin querer, no son pecado ninguno.
Puede un pensamiento molestarte durante mucho tiempo, incluso durante días. Como una mosca pegajosa que vuelve una y otra vez. Por muchas vueltas que te dé un mosquito, mientras tú no le dejes, no te pica. Si tú no aceptas el mal pensamiento, y haces todo lo posible por rechazarlo, no sólo no pecas, sino que mereces, y mucho, a los ojos de Dios.
Puede un pensamiento molestarte durante mucho tiempo, incluso durante días. Como una mosca pegajosa que vuelve una y otra vez. Por muchas vueltas que te dé un mosquito, mientras tú no le dejes, no te pica. Si tú no aceptas el mal pensamiento, y haces todo lo posible por rechazarlo, no sólo no pecas, sino que mereces, y mucho, a los ojos de Dios.
Debemos también distinguir entre el gusto y el consentimiento. Es muy posible que sientas atracción por la cosa, que veas que te gusta, incluso que sufras conmoción orgánica, y sin embargo tu voluntad esté rechazando todo esto. Mientras tu voluntad no consienta en disfrutar de esa sensación, o en deleitarte en ese mal pensamiento, no hay pecado ninguno. No es lo mismo sentir una atracción que paladear un gusto. No es lo mismo experimentar una sensación, que aprovecharla.
Decimo mandamiento de la lay de Dios
NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS
El décimo mandamiento prohibe la codicia del bien ajeno, que es la raíz del robo, del pillaje y del fraude; prohibe dejarse llevar de la concupiscencia de los ojos, que lleva a tantos pecados; y prohibe la avaricia y la envidia, que son enemigas del orden y la concordia entre los individuos, las familias, los pueblos y las naciones.
Por la codicia de los bienes ajenos, ¡cuántas riñas y enemistades entre

¿Qué nos prohibe el décimo mandamiento de la Ley de Dios?
El décimo mandamiento de la Ley de Dios nos prohibe el deseo desordenado de riquezas y la envidia de los bienes ajenos.
¿Qué nos enseña el décimo mandamiento de la Ley de Dios?
El décimo mandamiento de la Ley de Dios nos enseña a vivir desprendidos de los bienes materiales y a trabajar con diligencia para mejorar nuestra situación actual con el corazón abierto a las necesidades de los demás.
¿Cuál es el camino puesto por Dios para que los humanos lleguemos a la felicidad?
El camino puesto por Dios para que los hombres - individuos, familias, pueblos y naciones lleguemos a la felicidad con paz y amor en este mundo y en el Cielo es cumplir los Diez mandamientos de la Ley de Dios.
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